«Mira, sí mira, en el cuarto piso,
Hay mucha gente… ¡Subamos!»
En una pequeña sala del cuarto piso de mi colegio, estaban congregados unos 40 alumnos todos apretados, pero la incomodidad del momento no se alcanzaba a apreciar, todos estabamos consternados con la noticia del día: Las torres gemelas se queman.
Hay mucha gente… ¡Subamos!»
En una pequeña sala del cuarto piso de mi colegio, estaban congregados unos 40 alumnos todos apretados, pero la incomodidad del momento no se alcanzaba a apreciar, todos estabamos consternados con la noticia del día: Las torres gemelas se queman.
Llegando al lugar donde veían el televisor sony, que lo recuerdo porque era el mismo que tenía en mi pieza, mi profesora de historia, de nombre extraño y medio gordita, miraba la televisión y como era la más erudita entre puros niños, decía que si era un atentado era de autoría japonesa. Yo con el estupor de la noticia, además de la impresión que generaba todo, le expresé a mi profesora que no estaba de acuerdo y que tenía que ver con el medio oriente. Ella me miró incrédula, entre mi prontuario de desorden en su clase y la negación a su opinión. Los dos fracasamos en nuestros pronósticos. Sin embargo dentro del error sobre la búsqueda de la autoría del atentado, yo me encontraba más cerca que ella.
El día 11 de septiembre del 2001 pasaba tranquilamente, en un bombardeo de información. Al medio día, y sin tener más noticias al respecto por estar en clases, llego a mi casa, prendo el televisor como era de costumbre, la sorpresa fue dantesca, cada canal tenía transmisiones en vivo sobre el atentado, la noticia era más grave de lo que pensaba. Me quitaba la corbata del colegio y la camisa, mientras veía que el asunto era un atentado terrorista, ya había más certeza, de que miles de personas estaban muertas y muchas otras desaparecidas entre los escombros de estas dos estructuras que, con el paso de los días, fueron nombradas estandartes del espíritu estadounidense.
Durante la noche de ese mismo día, MTV no terminaba de transmitir las escenas, hora tras hora, con el título “Breaking News”. La imagen me parecía triste, no por el amor hacia el status gringo, era todo lo que significaba que unos seres humanos atentaran contra otros, en un gesto que se alejaba a lo que es nuestra especie. Durante la noche mostraban una “teletón”, en memoria de las víctimas. Muchos artistas conocidos tocaban sus cuerdas acústicas y recordaban con un inexpresable dolor todo lo que fue aquel triste día para el mundo.
Recordaba que unos días antes, veía en el mismo canal MTV en sus VMAs. Aparecía Macy Gray un año tras su éxito "I Try", vestida muy brillante color medio tornasol, con grandes letras en su espalda, anunciando la fecha del lanzamiento de su último disco. Lo recuerdo, por el hecho que estaba acompañada de un –en esos tiempos- rebelde DMX, que también anunciaba la fecha de su disco el cual era titulado: The Great Depresion. Daba la coincidencia de ese título, y la circunstancia para darnos cuenta de lo irónico que iba a resultar que cinco días más tarde, Nueva York y Estados Unidos entero iba a sucumbir frente a una gran depresión. Una herida difícil de amortiguar, que pese a las risas socarronas anunciando que todo estaba “OK” y que USA estaba preparado, el americano al momento de acudir a votar, sólo pensaba en su propia seguridad.
Luego de eso creo recordar que Michael Moore se hacía reconocido por sus ingenuas teorías (post-Bowling For Columbine). Y yo seguía en el colegio. Al día siguiente el comentario sobre el atentado era el obligado. Todo lo relacionado con que la «realidad superaba a la ficción» se hacía más patente en mi memoria, el sufrimiento humano en su máxima expresión, el desarrollo de los medios de prensa, el mirar hacia la ventana y desear que eso nunca más vuelva a ocurrir.