«Solamente vivo la vida y luego la cuento.
De eso trata más o menos…sólo más o menos...»
Hace algún tiempo he pensado abrir un enésimo blog, y pensé hacer una introducción para esta nueva propuesta. Sin embargo es tan poco el interés que suscita una suerte de inauguración como esa que considero conveniente hablar de lo que callo.
Tras dos meses en que confeccioné con pulcritud y minuciosidad este espacio, para acoger a los lectores tuve que ver cuáles eran los elementos que los atraerían a mi blog. Como primer elemento es el que estoy incumpliendo: “no des una nota introductoria a tu espacio, pasa directo hacia el living, no dejes esperando a las visitas en la puerta”. Hacer una introducción o escribir una columna que tuviese esa intención sería precisamente dejarlos en la puerta del frío exterior de mi casa.
Los elementos fueron siempre: “un nombre que se pueda recordar con facilidad”, “notas-crónicas-anecdotarios cortos, para no latear” y “prontitud en las respuestas”. Son los tres consejos que pude encontrar en un espacio donde explicaban el cómo atraer la atención del lector. Sin embargo, si usted ya sigue en esta línea quiere decir que ya pasé la barrera de las reglas primordiales y podremos continuar.
Guiso de acelga: Episodios, dibujos y otras mentiras, es otro capítulo más en este nutrido prontuario, luego de 22 gramos que también tuvo su ciclo. María José me pedía que no borrara el antiguo blog, quizás en el futuro podría sentir necesidad nostálgica y acudir a esa fuente de recuerdos. Lo encontré un punto razonable, sin embargo el motivo de mi acercamiento nostálgico a ese espacio era el mismo para repudiarlo. Víctor dijo muy bien hace exactamente un año que su antiguo blog se había vuelto tedioso como comer manjar. Que luego de tantas cucharadas, la octava ya no te alimentaba y satisfacía, sino que te hostigaba.
Ahora sobre los recuerdos, este espacio es episódico, no tiene una lógica o hilo conductor. Son historias y el resto son comentarios. No tiene un carácter confrontacional, y menos podrán encontrar absolutamente todo lo que pienso con respecto a las cosas. Quizás tengamos que crear más de algún espacio para retratar cada uno de nuestros episodios que nos siguen día a día.
Sigo sin cumplir mi no-introducción, pero el no hacerlo sería mentirme a mí mismo, como mentirle a usted. Es más, considero necesario hacerlo por el hecho de que respondan el «porqué carajo llegué hasta acá».
Sólo faltaba la energía del puntapié inicial, y fueron algunas constantes y necesarias preguntas de cercanos acerca de qué había sido de mi blog. Mi amiga Montserrat que recordaba un tema relacionado con una guitarra, y mi amigo Renato que me preguntaba cual era la dirección de mi blog ya que la Papita quería leer algunos.
Supongo que todo comienzo debe tener cierto nivel de "introducción". No para dejarnos en la puerta, sino para hacernos entrar de la forma más amable y cálida posible, nos hace sentirnos parte de una colectividad de recuerdos que circulan y que, inevitablemente, determinan quiénes somos y qué es lo que buscamos.
ResponderEliminarMucha suerte con el bló
con la vida
y todo.
Feliz cumpleaños!
jajaja.
ResponderEliminarme acuerdo que ese día yo estaba en clases y un compañero me dijo con tono alarmista en el recreo- rodeado de todos mis amigos que estaban en el optativo de matemáticas- que había empezado la III Guerra Mundial. Me asusté ene, me imaginé todas las típicas profecías apocalípticas del fin de los tiempos, de las bombas nucleares arrasando todo el mundo y los sobrevivientes sucumbiendo a la hambruna. Después fui al patio y ahí tuve mi momento bizarro. Justo cayeron muchos restos de plátano oriental al mismo tiempo en mi patio, y yo me pasé el rollo que eran avejas o alguna peste del fin del mundo. Como por 5 segundos me compré que hasta allí llegaba la vida. Después caché que solo eran restos de plátano oriental y que no había empezado la III Guerra...como a la hora, jajajaja.
Saludos Ramos.