«I am an outsider
Outside of everything»
Outsider - The Ramones
Curiosidad es la que me ha provocado en estos días el Metro Estación Tobalaba. Mientras caminaba al interior de ésta, pensé en lo que podría denominarse un experimento social. Estar en una grande y complicada estación de metro, en un día hábil en horario punta. Es jueves, son las seis y media de la tarde de un caluroso día. Camino desde Tobalaba dirección norte, hacia la estación de metro del mismo nombre. Esta estación es combinación que une la línea 1 y la 4.
Al ingresar al subterráneo me doy cuenta que no es una estación cualquiera. Hay desde tiendas de comida, espacios amplios, servipack para pagar las cuentas, tiendas de souvenirs y hasta una tienda de ropa interior donde todas las maniquíes son de busco generoso.
Nunca he entendido la logística de la estación, antes caminaba por instinto poniendo la tarjeta en el censor para luego ingresar siguiendo los carteles. Para mi sorpresa un día seguí erradamente una señalización, me di cuenta que muchas veces no hay que hacerles caso. Son tantas las señaléticas disponibles en el recinto que, los mismos encargados del orden al interior, podrían haber cometido el error de que un letrero discordara de otro. Qué complicado es ir por las “salidas especiales”, que unido a los accesos para personas con discapacidad, pueden tornan el metro Tobalaba en un verdadero laberinto arquitectónico. La clave, seguir las líneas pegadas en el suelo con el color, el número de línea y la dirección hacia donde éstas se dirigen. Hacer el ejercicio es fácil, un oasis en el desierto. La hora peak, donde más afluencia de público tiene el metro de Santiago. Luego de haber resuelto el caso de qué dirección tomar, logré llegar hacia los trenes. La línea de espera era un caos, los pasillos de los rieles tenían alrededor de cinco filas de personas que, guiadas en todo momento por personal del metro, hacen que el proceso sea un poco más civilizado. Todo está delimitado por una línea amarilla que no se debe cruzar en ningún momento, sólo para abordar el tren correspondiente. Esto que suena muy lógico ha sido uno de los funestos detalles que le ha costado la vida a más de algún santiaguino que la ha irrespetado o, simplemente, ha sido empujado por la estampida humana, deseosa de llegar a su destino en el menor tiempo posible.
Al interior del tren, el aire está viciado. Como ocurre con todo el interior de la estación Tobalaba, es tanto el aire viciado que da la sensación que se está en un ambiente tropical, donde el calor y la humedad se impregnan con facilidad haciendo caso omiso a la estación del año en la que se vive. En verano el cuento es distinto, sin embargo, los encargados del metro tienen esto previsto, es por ello que tienen ventiladores que expiden aire en los principales accesos.
Antes de abordar el tren, me confundí de combinación. Iba en dirección hacia San Pablo. Fue una afrenta hacia la mayoría, ir en contra de la muchedumbre fue un acto que me hizo sentir un verdadero outsider. El cómo sentir que en muchos rincones de la ciudad de Santiago, aparte de esperar que los vehículos crucen luego, hacerlo con personas. Cosa que en regiones no se ve. Peor aún es la sanción si se llegase a sentir uno atropellado por la gente, el santiaguino en la hora peak está desesperado. Los improperios que te puedes llevar son considerables, estás contra la corriente. Te equivocaste.
También la hora peak ofrece algo muy particular. Distinción entre trenes rojos y verdes. Ambos se intercalan entre las distintas estaciones, algunas de éstas son mixtas entre estos dos colores. Raro es ver un tren completamente de rojo, que efectivamente sea uno verde. Que sólo el detalle es ver una minúscula línea verde que está arriba de cada acceso.
Al ingresar al subterráneo me doy cuenta que no es una estación cualquiera. Hay desde tiendas de comida, espacios amplios, servipack para pagar las cuentas, tiendas de souvenirs y hasta una tienda de ropa interior donde todas las maniquíes son de busco generoso.
Nunca he entendido la logística de la estación, antes caminaba por instinto poniendo la tarjeta en el censor para luego ingresar siguiendo los carteles. Para mi sorpresa un día seguí erradamente una señalización, me di cuenta que muchas veces no hay que hacerles caso. Son tantas las señaléticas disponibles en el recinto que, los mismos encargados del orden al interior, podrían haber cometido el error de que un letrero discordara de otro. Qué complicado es ir por las “salidas especiales”, que unido a los accesos para personas con discapacidad, pueden tornan el metro Tobalaba en un verdadero laberinto arquitectónico. La clave, seguir las líneas pegadas en el suelo con el color, el número de línea y la dirección hacia donde éstas se dirigen. Hacer el ejercicio es fácil, un oasis en el desierto. La hora peak, donde más afluencia de público tiene el metro de Santiago. Luego de haber resuelto el caso de qué dirección tomar, logré llegar hacia los trenes. La línea de espera era un caos, los pasillos de los rieles tenían alrededor de cinco filas de personas que, guiadas en todo momento por personal del metro, hacen que el proceso sea un poco más civilizado. Todo está delimitado por una línea amarilla que no se debe cruzar en ningún momento, sólo para abordar el tren correspondiente. Esto que suena muy lógico ha sido uno de los funestos detalles que le ha costado la vida a más de algún santiaguino que la ha irrespetado o, simplemente, ha sido empujado por la estampida humana, deseosa de llegar a su destino en el menor tiempo posible.
Al interior del tren, el aire está viciado. Como ocurre con todo el interior de la estación Tobalaba, es tanto el aire viciado que da la sensación que se está en un ambiente tropical, donde el calor y la humedad se impregnan con facilidad haciendo caso omiso a la estación del año en la que se vive. En verano el cuento es distinto, sin embargo, los encargados del metro tienen esto previsto, es por ello que tienen ventiladores que expiden aire en los principales accesos.
Antes de abordar el tren, me confundí de combinación. Iba en dirección hacia San Pablo. Fue una afrenta hacia la mayoría, ir en contra de la muchedumbre fue un acto que me hizo sentir un verdadero outsider. El cómo sentir que en muchos rincones de la ciudad de Santiago, aparte de esperar que los vehículos crucen luego, hacerlo con personas. Cosa que en regiones no se ve. Peor aún es la sanción si se llegase a sentir uno atropellado por la gente, el santiaguino en la hora peak está desesperado. Los improperios que te puedes llevar son considerables, estás contra la corriente. Te equivocaste.
También la hora peak ofrece algo muy particular. Distinción entre trenes rojos y verdes. Ambos se intercalan entre las distintas estaciones, algunas de éstas son mixtas entre estos dos colores. Raro es ver un tren completamente de rojo, que efectivamente sea uno verde. Que sólo el detalle es ver una minúscula línea verde que está arriba de cada acceso.
Ya abordé el correcto, es en dirección hacia Plaza Puente Alto, línea 4. Mi parada es pronta, me bajo mirando de reojo como a muchos les queda un largo recorrido. Gané la batalla pero no la guerra.
-El Gato de Cheshire- empezó más bien con timidez, pues no estaba segura si le gustaría el nombre; pero el gato se mostró aún más risueño.
ResponderEliminar"¡Vaya!-pensó Alicia-. De momento parece satisfecho". y prosiguió:
- ¿Podrías decirme por favor, que camino he de tomar para salir de aqui?
- Depende mucho del punto a donde quieras ir- contestó el Gato.
- Me da casi igual donde- dijo Alicia.
_ Entonces no importa que camino sigas- dijo el Gato.
-...siempre que llegue a alguna parte- añadió Alicia a modo de explicación.
- Ah!, seguro que lo consigues- dijo el Gato-, si andas lo suficiente.
Alicia en el Pais de las Maravillas, 1865. Lewis Carrol.
Camila: Ya que no estás en messenger. Primero, el libro te lo paso en Santiago. Tengo la tarde libre y podríamos juntarnos para conversar de la vida y para que me cuentes de tu viaje. Segundo, sobre tu duda si ir en auto o no; yo te recomendaría usar el Transantiago, si tienes el pase universitario te sientes con poder de hacer lo que se te antoje.
ResponderEliminarNat: ¿Cuándo estrenan "Alicia en el País de las Maravillas"? Si la estrenaron, disculpa, pero no sé mucho de cine y bueno, ya sabes que tengo serios reparos con ir a ver las películas y todo el costo que ello implica (molestos sonidos de gente que no sabe comer, imprudentes que se paran en medio del clímax de la trama, etc). Lo que sí tengo claro es que veré un documental que me ha llamado mucho la atención, se llama "Ojos Rojos" es sobre el fútbol chileno, lo estrenan en mayo. Es de esperar que lo tengas en cuenta en tu ramo de actualidad.
Un beso para las dos.
Sí lo conocía, yo quiero ver The Fog of War, un documental sobre McNamara y la antiestrategia militar. Y cuando puse esa parte del libro, me refería al episodio cuando Alicia va leyendo las señales que le va dejando el gato, similares a las que están pegadas al piso al hacer las combinaciones en el metro, no a la película.
ResponderEliminar(:
Ah, y al final la estrenaron?
ResponderEliminarAún no, la estrenan el 13 de mayo
ResponderEliminar(;
Lamentablemente viviste una verdadera odisea en la estación de metro.
ResponderEliminarAcerca de todos los detalles que mencionaste, ninguno coincide con el Metro Valparaíso. Obviamente se debe a muchos factores. Por ejemplo, Valparaíso no es la capital de Chile y, por consiguiente, no tiene la misma población de Santiago.
No me gusta el Metro de Santiago, porque todos corren, la gente está alterada y te pasan a llevar como si nada.
Espero que te acostumbres pronto.
Un abrazo, Gabriel!
Una semana despúes todo es más evidente, lo único que agregaría es q además de todo! es una estación como "galáctica" ahahahaha ...acabo de ver la respuesta al primer comentario, de casualidad rebote otra vez en tu blog, y aunque te vi en la semana, no te he contado mucho de mi viaje en sí, y aún no tengo el libro...si aún tienes una tarde, mañana libre me avisas...besos
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